jueves, 28 de mayo de 2015

DESCUBRIR LAS ZONAS EROGENAS DE SU PAREJA ES TODO UN RETO...Y NO PASA POR LOS GENITALES¡¡¡¡

El juego consiste en no tocar las llamadas zonas erógenas más comunes. Se debe asumir el rol de curiosos exploradores que buscan en la anatomía del cuerpo del otro valiosos tesoros que conducirán al placer. La misión: hallar aquellos sitios olvidados del cuerpo cuya estimulación puede generar un gran efecto. Y es que darse licencia para “adorar el cuerpo mediante la observación de cada una de sus formas o el tacto, nos permite conectarnos como pareja. Además, si buscamos un sexo más sutil y diferente, hay que tener la atención o la conciencia para descubrir esa energía que nos mueve cuando estamos en una relación de pareja”, expresa María Ferrer, especialista en tantra y directora de Dhakini Healing Ways en Colombia. Explorar el cuerpo para entrar en comunión con el otro no es tan difícil, lo que sucede, según Ferrer es que “el 95 % de las personas nos enfocamos en la genitalidad que nos lleva al cumplimiento de una meta que es el orgasmo. De ahí que algunos se acostumbren más a las fricciones, a las emociones fuertes. Hoy el reto para las parejas es silenciarse y entrar en contacto con los cinco sentidos”, dice. Para Juliana Sarria, terapeuta espiritual de parejas, “la idea es que sientan placer a partir de sentirse a través de la piel, los ojos, las palabras; que no es necesario un contacto sexual, sino el amor que se quiera dar”. Y muchas veces, llegar a la penetración no es lo que interesa, sino el disfrute de esa complicidad en pareja. “Las mujeres no entienden que los hombres queremos ver cómo se quitan la ropa, no voltear y que ya estén dentro de la cama con su pijama de Snoopy. El solo verlas desvestirse es sexy, es afrodisíaco. Acariciémonos con ropa interior. Y por favor, dejen que les desabrochemos el brassier”, anota Raúl Araiza en el libro ‘Cama para dos’. Así que a la hora de buscar placer, dése la oportunidad de conocer los otros ‘Punto G’ del cuerpo humano. Lo que debe saber sobre el ‘petting’ El ‘petting’ consiste mantener contacto físico con el objeto de dar o recibir placer, pero sin ningún tipo de coito. Es una de las prácticas sexuales más comunes, sobre todo en la primera parte de la adolescencia, aunque no es motivo de indiferencia a ninguna edad. Varía según quien lo practica e incluye contactos físicos como roces, besos o caricias, que realizan mutuamente los miembros de la pareja con intención de incrementar la excitación sexual, sin llegar a la relación completa. En este juego sexual se pueden utilizar las manos, la boca o cualquier otra parte del cuerpo que se desee. La pareja decide en qué momento finaliza dicho juego y si se continúa hasta que uno, o los dos, alcancen el orgasmo. Esta experiencia sexual requiere cierto grado de complicidad y de comunicación entre los miembros de la pareja, para que todo sea del agrado de ambos. Es ideal para agregar emoción a la vida íntima de pareja, para conocerse más a fondo y reavivar el placer en el matrimonio. Dejar de lado la clásica penetración y concentrarse en otro abanico de sensuales posibilidades puede resultar altamente erótico. Ellas Vientre bajo: “Ese espacio entre el ombligo y el Monte de Venus es una zona muy sensible y erótica para acariciar. Hay mujeres que prefieren caricias suaves, mientras que otras disfrutan la sensación de que se presione un poco la zona”, explica Alessandra Rampolla en su libro ‘La diosa erótica’. Nalgas: “Son sensibles al tacto y resultan una zona altamente erótica para muchas mujeres. Puede soportar no solo caricias leves y suavecitas, sino algunas otras más intensas. El área sobre la base de la espina dorsal, donde comienzan las nalgas, y el pliegue donde justo las nalgas se conectan con los muslos, son zonas particularmente sensibles a la estimulación erótica”, dice Rampolla. Clavícula: Es una de las partes del cuerpo más sensuales de las mujeres, es por eso al prestarles la debida atención se produce una sensación de placer. Cuello: Una mujer se rinde si le estimulan este punto del cuerpo con caricias o besos suaves. El actor porno Nacho Vidal revela en su libro ‘Los secretos de Nacho Vidal’, que besar el cuello con suavidad activa la maquinaria sexual de una mujer. Labios: El beso es el más poderoso afrodisciaco, pero no se conforme con los besos clásicos, tómese el tiempo para acariciarlos con calma, bordearlos, alejarse y acercarse, besar sus comisuras y más. No vaya al grano: es un error creer que, con la mujer, se debe ir directo a la penetración. Completo desastre. Según la sexóloga estadounidense Laurie Watson, autora del libro ’Wanting Sex Again’ (‘Querer sexo otra vez’), muchas mujeres dan cabida a las relaciones sexuales sin tener un verdadero deseo, pero si las cosas se hacen bien, este acaba apareciendo. Y esto se logra alargando los preliminares, siendo cariñoso y retrasando el momento del coito hasta que la mujer esté realmente excitada. Mente: dígale todo lo que ella le inspira. La imaginación es el ‘órgano’ más potente con el que cuenta una mujer. Ya lo verá. Ellos Rostro: ”Los hombres se derriten cuando les acarician la cara. Tocarlos sutilmente con energía de amor y reconocer todas sus formas, sus arrugas, la textura de la piel, resulta ser mucho más íntimo que el tener un encuentro de quince minutos de alta fricción”, dice María Ferrer. Párpados: Los párpados son bastante sensibles. Entre más delicado sea el órgano externo, más sensible será la piel que le rodea. “Los besos sobre los ojos cerrados estimulan los nervios parasimpáticos, produciendo una relajación que hace más sensible la relación sexual”, dice Rampolla en su libro ‘La diosa erótica’. Detrás de la rodilla: La piel de esa área es más suave y delicada, y está llena de conexiones nerviosas. Y está el factor sorpresa, pues no muchos hombres han sido acariciados y besados allí. Pies: Según la práctica de la reflexología, los talones son el punto donde se cree que se puede disparar el deseo sexual. Besarlos o masajearlos con diferentes texturas húmedas puede aportar mucho placer. Pecho: Aunque los hombres reaccionan con menor intensidad que las mujeres a las caricias en el pecho, no hay que desconocer que esta zona, así como la piel interna de los brazos, es ideal para la estimulación manual. Pero no se exceda, pueden aparecer las cosquillas y desvanecerse el deseo. Intente besar el pecho del hombre y respirar encima de la parte húmeda; alternar entre frío y calor es muy excitante. Las yemas de los dedos: Cada terminación nerviosa cuenta con una célula de Merkel, encargada de transmitir las sensaciones a las neuronas. Surgen en las capas superficiales de la piel y se encuentran principalmente debajo de la cresta de la punta de los dedos, constituyendo las huellas dactilares; esto quiere decir que la yema de los dedos es la parte del cuerpo con más sensibilidad. Pese al esfuerzo científico por definir y clasificar las zonas del cuerpo que más excitación sexual provocan, la zona erógena por antonomasia, no es otra que la mente. Entre dos Piel: Es la zona erógena más grande del cuerpo. “La piel completa está colmada de terminaciones nerviosas que responden muy favorablemente a caricias, masajes, succión, besos, texturas y temperaturas variantes. Si a esa estimulación se le agrega el componente sicológico de una situación erótica y excitante, aumenta el potencial que tiene nuestro cuerpo para hacernos experimentar vibrantes sensaciones”, dice Alessandra Rampolla. Espalda y cuello: “Son puntos que con solo caricias o un simple roce piel a piel resultan muy estimulantes. La espalda es la zona del cuerpo donde están los chakras, ellos reciben siempre la energía de los demás y del ambiente, además de que están las terminaciones nerviosas de la columna vertebral y su sensibilidad es alta. La espalda está conectada el cuello y tienen mucha relación”, explica Juliana Sarria, terapeuta espiritual de parejas. Muslos: En su parte interna están relacionados con nuestra genitalidad por la proximidad. Es un punto fácil de estimular. Cuero cabelludo: Existen muchas terminaciones nerviosas en esta parte del cuerpo. Es una zona que casi no se tiene en cuenta ni se utiliza y ayuda a regular los niveles de tensión. Rampolla en su libro ‘La diosa erótica’ sugiere que “un masajito craneal es una excelente manera para ir calentando los motores de la excitación”. Manos y pies: A los hombres les gusta que les besen y acaricien los dedos de las manos, pues, de alguna manera, se trasladas la sensación a sus zonas erógenas primarias. Mientras las mujeres, más osadas, prefieren lo mismo con los dedos de sus pies ya que sienten una especie de dominio y poder sobre el hombre, algo que les resulta placentero y excitante. Las orejas: No deben ser subestimados. Los lóbulos de las orejas, sobre todo, son reactivos a los susurros y a los besos. Una buena técnica es colocar el pulgar y dedo índice en el lugar donde el lóbulo de la oreja conecta con el cuello. Luego jalar hacia abajo delicadamente y dejar que los dedos se deslicen del lóbulo, regrese al punto de partida y repita. Labios: Para Nacho Vidal son el mayor órgano sexual que hombres y mujeres tienen, y hay que saberlo administrar al dar un beso suave. La clave es dejar blandos los labios.

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