jueves, 30 de octubre de 2014

La Idiosincrasia de los peruanos: La Mediocridad...

Nuestro país tiene un potencial económico y natural envidiable. Todos dicen que podríamos ser una gran potencia, que nuestra realidad sería otra. Y la carencia de estos éxitos es siempre achacado a la clase política, a los sucesivos gobiernos, y al Estado mismo. Pero el problema no está en nuestra clase dirigente. El problema del Perú en todos los aspectos subyace en su gente misma. No es una cuestión de política de un gobierno, sino de la idiosincrasia de los peruanos, aquella innata mediocridad, corrupción, informalidad, indisciplina y autodestrucción que ha convertido al Perú en un país sin rumbo. Y todo esto tiene una sola raíz: la pobre educación imperante. Vayamos paso por paso. Es muy clásico escuchar siempre en las calles la frase “Así no más”, o “¿Qué tiene?”. No hay mejor ejemplo que la misma capital. Las personas carecen del sentido de competencia, no hay un deseo grande de superación. Es suficiente que, como los animales, se conformen con comer y tener un techo, sean cuales sean las condiciones. Muchos dirán que se trata de pobreza, pero miren bien, y verán que es mediocridad. Existen familias en las zonas marginales de Lima que siguen viviendo en condiciones paupérrimas, pudiendo haber salido de esos lugares hace mucho. Pero la falta de competencia, es decir, el simple hecho de hacer más de lo que puede el otro, hace que muchos mantengan estilos y condiciones de vida invariables por muchos años. Los peruanos carecen de competencia. Muy pocos luchan por mejorar los lugares donde viven. A esto se suma la falta de respeto propio. Los peruanos son incapaces de hacer respetar sus derechos y de respetar sus propias vidas. No necesariamente por falta de conocimiento de las leyes que los respaldan, sino de la inexplicable carencia de sentido de justicia y amor propio. Eso se refleja en el hecho de transportarse como sea, vivir como sea. Toda una clara muestra de mediocridad. Los resultados a esto se ven en la cantidad de muertos del terremoto de Pisco, o en los constantes accidentes de tránsito con víctimas mortales. Y es que los peruanos son temerarios, desafían al peligro, no les importa si exponen su vida, sólo interesa vivir como sea. Se es mediocre cuando se carece de amor propio. Muchos dirán que los peruanos arrastran la humillación de haber sido conquistados, pero eso ya pasó hace mucho. Es ahí donde la educación juega un papel preponderante. Este es el primero de futuros artículos sobre la idiosincracia de los peruanos.

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